Enjuagad las tinieblas con lluvia de plata
No lo demoréis No tratéis de obviarlo
Sulfuroso y ardiente borbotea el sol
en el comienzo de la creación:
Por una ventana en el oeste,
se asoma el astro dorado
En Tauro comenzamos
y la escalera por fin se asienta
No tratéis de culparme de vuestros pecados
a pesar de que el sol me haya ennegrecido
Vuestras vidas vacías, junto con este mundo en que habitamos
Lo arrojaré de vuelta
Un dragón de cuatro cabezas por cada grado del fuego
Con el propósito de purificar lo insalubre,
de reportar la solución siempre más elevada
Reunid a los elementos,
esparcidlos alrededor de mi cabeza
traedme los cadáveres de los hombres que enloquecieron
y los repartiré entre vosotros como pan ácimo
No tratéis de culparme de vuestros pecados
a pesar de que el sol me haya ennegrecido
Vuestras vidas vacías, junto con este mundo en que habitamos
Lo lanzaré de regreso
No tratéis de culparme de vuestros juegos
Vuestros juegos son la muerte
Mi mundo es la luz
los ángeles desbordan mis pupilas
en cada respiración
Y de este modo nos encontramos
Yaciendo en la misma tumba
consumando nuestras bodas alquímicas
(...)
Y todo este mundo vegetal apareció en mi pie izquierdo
Como una sandalia resplandeciente, imperecedera,
conformada de oro y piedras preciosas
Me detuve y me la terminé de atar
Para poder proseguir mi marcha a través de la eternidad
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