domingo, 10 de febrero de 2008

Es el tablero de ajedrez de nuestras pasiones:
yo mudaría suicida mis piezas destartaladas
por tu viente -codiciada planicie-
hasta tus senos inexpugnables
y gozaría tu pérfida dama
devorándolas una por una nada más fueran llegando;
yo quemaría todas mis naves
y alzaría poderosas mis torres
sólo para verlas desmoronarse piedra por piedra
bajo el asedio sin tregua de tus alfiles perturbadores;
y hete aquí toda mi caballería pasada por agua
en la poca inspirada carga
de pasar el mal trago de reclamarte una cita
mientras mi rey resultaba capturado
inesperadamente por la espalda
por todos esos peones de tontería
a los que nunca tuve en demasiada cuenta.

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